
El presidente electo, el demócrata Joe Biden, desvelará el jueves su ambicioso plan de estímulo para rescatar la recuperación económica de Estados Unidos de su fatiga. La propuesta, que según el New York Times alcanzará los 1,9 billones de dólares, también dejará notar las influencias de su equipo económico.
No obstante, tras la votación a favor del impeachment en la Cámara de Representantes, donde diez congresistas republicanos respaldaron la iniciativa demócrata, las miras viran ahora al Senado. El líder saliente de la Cámara Alta, Mitch McConnell, señaló que no convocará ninguna sesión inmediata hasta la próxima semana, cuando culmine el traspaso de poderes. Biden jurará su cargo el próximo 20 de enero al mediodía hora local en Washington y los demócratas contarán con una hegemonía relativa en el Capitolio.
Esta situación supone un factor decisivo, dado que retrasar un juicio político en el Senado amenaza con entorpecer la confirmación del gabinete del presidente electo, cuyo orondo plan económico aventura estímulos de hasta un 9% del PIB. En una reunión a finales de la semana pasada entre el líder entrante en el Senado, el demócrata Chuck Schumer, y el equipo de transición de Biden se planteó un plan de 1,3 billones de dólares. De materializarse esto supondría la mitad de los 3,4 billones de dólares que los demócratas propusieron en el proyecto de ley HEROES, aprobado por la Cámara de Representantes el verano pasado. Aún así, en las últimas horas, personas cercanas al equipo de Biden han indicado al NYT que las medidas ascenderán a los 1,9 billones de dólares.
Eso sí, la inmediatez de aprobación de cualquier iniciativa dependerá tanto de la agilidad del equipo económico del demócrata en tomar el control de sus respectivas agencias así como del apoyo bipartidista que pueda generar su propuesta de gasto. A comienzos de esta semana, Biden adelantó que ya había tanteado sus objetivos con algunos legisladores republicanos en el Capitolio, lo que implica un deseo explícito del demócrata por encontrar el apoyo de la oposición.
Cheques de 1.400 de dólares
De hecho, el miércoles, el senador republicano por Florida, Marco Rubio, pidió en una carta dirigida al presidente electo que pidió presionara al Congreso para que avale un cheque de estímulo de 2.000 dólares a los contribuyentes en su primer día en el cargo, citando la necesidad de sanar una "nación profundamente dividida".
Incrementar los pagos directos de 600 dólares, según lo autorizado por el último paquete de estímulo rubricado por Trump a finales de diciembre, a 2.000 dólares costará al gobierno estadounidense 363.800 millones de dólares, según el Comité Conjunto sobre Impuestos del Congreso. Esto podría aprobarse en las primeras semanas de la presidencia de Biden si se consigue sobrepasar el umbral de 60 votos en el Senado.
La cantidad y el momento de la aprobación es difícil de predecir y dependerá de si Biden y los demócratas tratan de aprobar medidas fiscales con apoyo bipartidista
Esto requerirá el apoyo de algunos republicanos pero también mantener en cintura a todos los senadores de la bancada demócrata. Entre ellos, Joe Manchin ya advirtió la semana pasada sobre su preferencia por un apoyo fiscal más específico a un aumento fijo de los "cheques" de estímulo. Además de aumentar los pagos directos en 1.400 dólares está previsto que el proyecto de Biden incluya dinero para la distribución de vacunas, pequeñas empresas, escuelas así como para gobiernos estatales y locales.
Cecilia Rouse, la nominada del presidente electo para dirigir el Consejo de Asesores Económicos, calificó la semana pasada los pagos directos a las familias como un "salvavidas", que simplemente mantendrá la economía a flote, mientras que las inversiones en áreas como la infraestructura ayudarían a EEUU a comenzar a recuperar los niveles económicos anteriores a la pandemia.
Ayudas infantiles de hasta 300 dólares
Según adelantó el Washington Post, Biden podría impulsar una propuesta similar a su promesa de campaña de proporcionar 300 dólares mensuales a los hogares estadounidenses por cada niño menor de 6 años, así como 250 dólares mensuales por cada niño de entre 6 y 17 años. Eso ascendería a 3.600 dólares al año para las familias con un niño pequeño, así como 3.000 dólares al año para las familias con niños mayores. El demócrata podría tratar de extender el beneficio infantil existente a millones de familias pobres actualmente excluidas del programa.
La posible inclusión del subsidio infantil ocurre justo cuando los legisladores demócratas empiezan a debatir las prioridades del paquete de ayuda económica, que será el primer esfuerzo legislativo de Biden como presidente. Brian Deese, director entrante del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, dijo en un evento organizado por Reuters el miércoles que Biden ofrecerá un "paquete robusto".
Alec Phillips, economista de Goldman Sachs, estima que la cantidad y el momento de la aprobación "es difícil de predecir y dependerá en parte de si la Administración Biden y los demócratas tratan de aprobar medidas fiscales con apoyo bipartidista". "Si esta estrategia fracasa es probable que el estímulo tenga que abordarse a través del proceso de reconciliación de presupuesto, que llevaría más tiempo, pero podría conducir a un mayor apoyo fiscal", explica en un informe a sus clientes.
Un ambicioso plan de dos vías con un equipo económico de confianza
Deese adelantó que el próximo inquilino del Despacho Oval presentará un plan de dos vías, comenzando con un paquete de recuperación centrado en la pandemia del coronavirus, para posteriormente avanzar en un mayor esfuerzo de calado económico. De esta forma, tras los estímulos es probable que a finales de este año Biden avance en un esfuerzo legislativo centrado en reformas económicas a más largo plazo, como un proyecto de ley de inversión en infraestructura o de salud.
Para ello contará también con el respaldo de su equipo económico liderado por Janet Yellen, como secretaria del Tesoro. La expresidenta de la Reserva Federal deberá asegurar el máximo desembolso fiscal para apuntalar la recuperación y coordinar con el Congreso así como con el banco central.
Por su parte, Marty Walsh, el próximo secretario de Trabajo, quien hasta ahora ha sido alcalde de Boston, será el primer líder sindicalista de este Departamento en medio siglo. Walsh debe cerrar la brecha que provocó en 2020, la mayor pérdida de empleo en el país desde 1939. El pasado diciembre, EEUU destruyó 140.000 empleos y la tasa de paro se mantuvo en el 6,7%.
Al mismo tiempo, Gina M. Raimondo, la próxima secretaria de Comercio y que hasta ahora era la gobernadora de Rhode Island deberá gestionar los múltiples frentes abiertos con China así como investigaciones en curso a otro socios comerciales.
Isabel Guzman dirigirá la Administración de Pequeñas Empresas (SBA) tras haber sido la directora de la Oficina del Defensor de la Pequeña Empresa de California. Al mando de la SBA será la encargada de garantizar que todas las PYMES del país accedan a los créditos a fondo perdido. La pandemia ha provocado que a diario hayan cerrado hasta 800 pequeñas empresas, según algunas estimaciones.
Rouse, la presidenta del Consejo de Asesores Económicos asesorará a Biden en la formulación de la política económica tanto nacional como internacional. Algo similar hará Deese, el director del Consejo Económico Nacional, quien debe asegurarse de coordinar las políticas económicas y que estas cumplirán con los objetivos económicos del presidente.